Los Modelos Climáticos Globales (GCMs) constituyen una herramienta esencial para comprender el sistema climático en múltiples escalas temporales y espaciales. Su desarrollo ha sido un proceso complejo e iterativo, que implica la actualización continua de sus principales componentes: atmósfera, superficie terrestre, océanos, biogeoquímica oceánica y hielo marino. A pesar de estos avances, las versiones más recientes de los modelos que integran la sexta fase del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (CMIP6) aún presentan diferencias o sesgos respecto a los datos observacionales en las simulaciones históricas. Esta discrepancia genera incertidumbre en las proyecciones futuras de variables climáticas como la precipitación. No obstante, diversos especialistas han señalado que los GCMs siguen siendo la herramienta más robusta con la que se cuenta para anticipar los climas futuros con suficiente detalle, permitiendo su aplicación en procesos de planificación y toma de decisiones.

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